Condena a Bolsonaro y crisis entre Brasil y EEUU

(ANSA) – BRASILIA, 12 SET – El Tribunal Supremo de Brasil ha condenado al expresidente Jair Bolsonaro a 27 años y tres meses de prisión por intento de golpe de Estado, declarándolo culpable de liderar una organización criminal destinada a impedir la toma de posesión de Luiz Inácio Lula da Silva tras las elecciones de 2022.
Es probable que esta medida aumente las tensiones con Washington, que en las últimas semanas ha utilizado aranceles y sanciones para, sin éxito, suavizar la postura de Brasil hacia uno de los socios políticos de Donald Trump y los republicanos en Sudamérica.
Esta decisión, incluso a nivel nacional —un año antes de las elecciones presidenciales—, corre el riesgo de transformar al ex jefe de Estado en un símbolo de la derecha populista mundial y radicalizar a la oposición en un país que sigue estando políticamente muy polarizado.
No es casualidad que el residente de la Casa Blanca fuera uno de los primeros en reaccionar a la noticia. "Estoy muy insatisfecho con esta situación. Conozco a Bolsonaro como líder de un país. Y siempre lo he considerado una persona muy justa, un hombre verdaderamente extraordinario. Creo que lo ocurrido es muy malo para Brasil", dijo Trump, haciendo una analogía con su propia historia y el asalto al Capitolio.
"Es muy similar a lo que intentaron hacerme, pero fracasaron". El secretario de Estado, Marco Rubio, se hizo eco de sus palabras, prometiendo una "respuesta apropiada" de Estados Unidos a la "caza de brujas".
Estas amenazas no cayeron en saco roto. "Si (Trump) toma más medidas, es asunto suyo. Reaccionaremos conforme se adopten las medidas", respondió un Lula amargado, quien incluso dio un golpe en la mesa durante una entrevista televisiva, prometiendo que su gobierno se "opondrá" al proyecto de ley de amnistía para los condenados por golpe de Estado, actualmente en debate en el Congreso.
"Si Trump viviera en Brasil y hubiera hecho lo que hizo Bolsonaro, también estaría en juicio. Porque aquí hay una ley para todos", argumentó el progresista, enfatizando que "hay cientos de pruebas" que demuestran la culpabilidad del líder derechista.
Pero la gravedad de la crisis actual entre ambos países no pasa desapercibida para los observadores, y es probable que el clima económico agrave aún más la situación. Estados Unidos ya ha elevado los aranceles a las importaciones procedentes de Brasil al 50%, y si el conflicto se agrava con nuevas medidas, el país sudamericano podría volver su mirada aún más hacia los países BRICS, fortaleciendo los lazos con Moscú y Pekín, con inevitables consecuencias para el equilibrio geopolítico.
Mientras tanto, en el ámbito nacional, no han faltado las críticas por el tono casi jocoso de los jueces de la Primera Sección del Tribunal Supremo, mientras debatían en directo por televisión la duración de las condenas que se impondrían a Bolsonaro y a los otros siete acusados, considerados el núcleo de la conspiración.
Entre las declaraciones más duras se encuentra la del hijo mayor del expresidente, el senador Flavio, quien denunció un juicio "con un veredicto predeterminado", mientras que su hermano, el diputado federal Eduardo, de Estados Unidos, acusó: "Quieren matar a Bolsonaro".
El gobierno de izquierda, por su parte, celebró el veredicto, calificándolo de "día histórico para la democracia".
La ministra Gleisi Hoffmann señaló la condena como una "victoria de la soberanía nacional", mientras que el ministro de Agricultura, Paulo Teixeira, exclamó: "Hoy hemos vuelto a enterrar la dictadura". (ANSA).
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