Bélgica frena uso de los activos congelados rusos

(ANSA) – BRUSELAS, 24 OTT – Somos belgas, hay más que el veto. Esta es la mejor manera de resumir lo ocurrido a última hora de la tarde en el Consejo Europeo (CE), donde el gran plan de la Comisión para utilizar los activos rusos congelados en favor de Ucrania se vio frustrado por las vacilaciones de los líderes.
El más intransigente es, sin duda, Bart De Wever, exalcalde de Amberes y líder del partido autonomista flamenco N-VA, que asumió el cargo de primer ministro el pasado febrero tras el tradicional acuerdo multipartidista. "Moscú nos dijo que si tocamos su dinero, sufriremos las consecuencias para siempre", anunció en una reunión con periodistas a altas horas de la noche, cuando el tena ya estaba decidido.
De Wever, en su haber, ya había planteado una serie de críticas al plan lanzado por el ejecutivo de la UE en Copenhague, cuando los líderes abordaron el tema por primera vez durante la cumbre informal. La Comisión entregó un documento de seis páginas a las delegaciones hace unos días, intentando detallar algunos aspectos del plan, al tiempo que desestimaba los posibles riesgos planteados por Bélgica, a los que calificó de "menores".
De Wever se mantuvo firme, confiado en que Euroclear, la institución financiera que posee la mayor parte de los miles de millones del Banco Central ruso, tiene su sede en Bruselas. Y no escatimó palabras contundentes, calificando de "descabellada" la estrategia descrita por Ursula von der Leyen. "La solidez jurídica aún está por demostrar. Japón no se ha echado atrás por casualidad pues cree que los activos soberanos de un Estado no se pueden tocar, gozan de inmunidad", explicó en rueda de prensa, empleando a veces un tono sombrío. "Al fin y al cabo, ni siquiera se hizo durante la Segunda Guerra Mundial".
De Wever exige responsabilidad colectiva de los 27, una garantía por parte de los demás participantes de que compensarán conjuntamente a Rusia en caso de dificultades, así como mecanismos compensatorios ante posibles represalias de Moscú (por ejemplo, contra empresas que aún operan en el mercado ruso).
"Mis peticiones no han sido atendidas con entusiasmo por mis colegas", declaró. Es más, el belga reveló que ha estado recibiendo llamadas "de media Europa" de empresarios preocupados e incluso, en un pasaje, medio en broma, evocó escenarios de muerte, dado que el Kremlin está involucrado.
"Soy un fiel aliado de Ucrania, pero prefiero otra solución: hemos incurrido en deudas debido al COVID-19, y si consideramos las necesidades financieras anuales de Kiev, digamos 45 000 millones al año, eso es una bagatela para el presupuesto europeo, más aún si sumamos a los demás países de la Coalición de los Dispuestos".
Más allá de De Wever, según varias fuentes diplomáticas, el ánimo de los líderes cambió tras la intervención de la gobernadora del BCE, Christine Lagarde. No rechazó el plan de von der Leyen, claro está. Es posible. Pero la única manera de preservar la estabilidad financiera, en su opinión, sería fijar una suma igual, o incluso superior, a los activos "retirados", de modo que fuera "inmediatamente" fungible en caso de necesidad (es decir, si el plan fracasara por razones políticas o jurídicas).
En resumen, la labor de la Comisión se complica. "Si analizamos las opciones para utilizar los activos inmovilizados, potencialmente hay incluso más" que las propuestas hasta ahora, especificó von der Leyen. Queda por ver cuáles y cómo.
. (ANSA).
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