Venezia sueña, Monza se despide

(ANSA) – VENEZIA, 12 ABR – Venezia volvió a cantar victoria hoy después de cuatro meses de "abstinencia" y 15 partidos sin triunfos y a una semana de las Pascuas se ilusiona con la "resurrección" tras derrotar por 1-0 a un Monza al que no parece haber "milagro" que lo pueda salvar del descenso a la segunda división.
El checo Daniel Fila, que ingresó a los 60', convirtió el único gol del partido 12 minutos más tarde, pero la alegría quedó opacada cuando recibió la segunda tarjeta amarilla por una dura falta y terminó siendo expulsado en el sexto minuto adicionado por el árbitro Fabio Maresca.
No podrá estar presente en el plantel de Eusebio Di Francesco el domingo de Pascuas (20 de abril), cuando Venezia visite en otro mano a mano por la permanencia a Empoli, al que hoy igualó en puntos (24) al menos hasta el lunes, cuando el equipo de Roberto D'Aversa visitará al escolta Napoli en el cierre de la trigesimosegunda jornada.
Con apenas 15 unidades y prácticamente sin opciones de eludir al descenso cuando quedarán otros 18 puntos por jugarse, Monza (rival de Napoli en la próxima fecha) se mantiene en el fondo de la tabla y sus aficionados comienzan a hacerse la idea de una despedida anticipada de la elite del "Calcio".
Hoy, en un partido con escasas ocasiones, Venezia acertó en su primera llegada de peligro sobre el arco de Stefano Turati en el segundo período y celebró un triunfo impostergable ante su público en el estadio Pier Luigi Penzo.
El visitante, comandado por el campeón mundial Alessandro Nesta, intentó repetir una fórmula que no le rindió frutos en anteriores duelos, en algunos de los cuales arrancó ganando (como sucedió frente al líder Inter, Parma y Como), pero no pudo sostenerla, y salió decidido a buscar el primer gol.
Por eso no extrañó que a los 4' generase la primera situación de riesgo del partido con un cabezazo del portugués Pedro Pereira que el arquero rumano Andrei Radu alcanzó a desviar a puro reflejo.
La ansiedad y la desesperación de ambos equipos se reflejó en la cantidad de faltas cometidas en los primeros minutos, un total de 22 sancionadas hacia uno y otro lado por el árbitro Maresca.
Venezia llegó por primera vez sobre la valla de Turati a los 24' con un tiro libre venenoso de Hans Nicolussi Caviglia que el arquero visitante intentó desviar al tiro de esquina, pero el balón se estrelló en el travesaño y el francés Jean Daniel Akpa Akpro alcanzó a despejarlo sobre la línea.
Cuatro minutos más tarde, Turati se lució a puro reflejo ante otro cabezazo de Alessandro Marcandalli en la segunda llegada del equipo local en ese período, que se consumió sin mayores emociones.
Sin cambios regresaron del descanso, pero Nesta debió realizar el segundo a los 50' (Gianluca Caprari había ingresado por el lesionado senegalés Keita Baldé a los 26'), cuando también Armando Izzo le dejó su lugar a Luca Caldirola por una dolencia.
Di Francesco también buscó respuestas en el banco de suplentes y efectuó tres modificaciones simultáneas, entre ellas el ingreso de Fila por el danés Christian Gytkjaer y el del germano ecuatoriano John Yeboah por Gaetano Oristanio para revitalizar el ataque.
Y fue Fila quien minutos después le daría la razón, en un momento del partido en el que Monza dominaba el trámite, tras una gran jugada por la banda izquierda del islandés Mikael Ellertsson en la que su compañero checo solo tuvo que empujar la pelota a la red.
Primer gol para Fila en Serie A y un golpe para un Monza que, perdido por perdido, también ensayó variantes, entre ellas el ingreso del argentino Tomás Palacios a los 75', pero Venezia estuvo más cerca de estirar su ventaja que el visitante del empate.
Otro tiro libre de Nicolussi Caviglia probó los reflejos de Turati, responsable de mantener en partido al equipo de Nesta, que volvería a sufrir a los 89' en un contragolpe del local que se saldó con un remate apenas ancho de Issa Doumbia (ingresado a los 70').
Sólo quedaría tiempo para la falta que derivó en la expulsión de Fila, única nota discordante en un partido que le permitió a Venezia reencontrarse con el triunfo y soñar con que la salvación aún es posible. (ANSA).
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