BCE baja las tasas en plena guerra comercial

(ANSA) – FRANKFURT 17 ABR – El Banco Central Europeo (BCE) redujo sus tasas este jueves por sexta vez consecutiva, con la esperanza de contrarrestar los efectos de las crecientes tensiones comerciales con Estados Unidos, que amenazan el crecimiento en la zona euro.
La tasa de depósito, la principal referencia, fue reducida en 25 puntos básicos, hasta el 2,25%, un nivel que ya no se considera perjudicial para la economía, según la institución presidida por Christine Lagarde.
"Los riesgos a la baja para el crecimiento de la zona euro han aumentado", dijo Lagarde, porque el clima creado por la guerra comercial "reducirá el crecimiento al debilitar las exportaciones", lo que amenaza con afectar las inversiones y el consumo y "podría conducir a un endurecimiento de las condiciones financieras".
"Al mismo tiempo", agregó la presidenta del BCE, "un aumento en el gasto de defensa fortalecería el crecimiento".
Lagarde precisó que la decisión de hoy fue unánime. "Nadie se ha pronunciado a favor de un recorte mayor", sostuvo.
Esta es la séptima baja de tasas desde junio de 2024 y se produce tras el anuncio, a comienzos de abril, de aranceles "recíprocos" por parte de Donald Trump, que generaron un panorama económico más incierto.
Aunque la economía de la eurozona ha desarrollado "cierta resiliencia frente a los choques globales", las perspectivas de crecimiento "se han deteriorado debido al recrudecimiento de las tensiones comerciales", destaca el comunicado del BCE.
Estas tensiones, sumadas al carácter impredecible de las decisiones de Donald Trump, podrían tener "graves consecuencias negativas", advirtió el miércoles la directora de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala.
En este contexto incierto, la institución evita anticipar sus futuras decisiones: seguirá basándose en los "datos" para decidir, reunión a reunión, la orientación de su política monetaria.
Si se confirma la desaceleración del comercio mundial, los analistas prevén nuevas bajadas de tasas, y algunos incluso contemplan un recorte hasta el 1,75% en los próximos meses.
Desde junio de 2024, el BCE ha reducido sus tasas siete veces, revirtiendo así un ciclo de endurecimiento monetario iniciado dos años antes para combatir la inflación provocada por la guerra en Ucrania y sus efectos en la energía.
En su última reunión de marzo, los responsables del euro habían sugerido una posible pausa en el ciclo de recortes, mientras las miradas estaban puestas en el plan masivo de estímulo fiscal en Alemania y el aumento de los presupuestos militares en Europa, lo que hacía prever un repunte de crecimiento e inflación a mediano plazo.
Pero el impacto externo de una guerra comercial cambió el panorama, empujando al BCE a actuar sin esperar las próximas previsiones macroeconómicas de junio.
A comienzos de abril, Donald Trump impuso aranceles recíprocos a todos los países: un 10% universal y hasta un 145% adicional sobre China, con algunas excepciones sectoriales.
Luego decretó una pausa de 90 días para los aranceles superiores al 10% en países fuera de China, pero eso no fue suficiente para calmar a los mercados.
Europa fue directamente apuntada: el sector automotor enfrenta un impuesto del 25%, mientras que los semiconductores y los productos farmacéuticos están ahora bajo investigación.
El presidente de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, Jerome Powell, afirmó el miércoles que los nuevos aranceles provocarán "con toda seguridad un aumento temporal de la inflación" en su país.
Donald Trump, por su parte, volvió a criticar al presidente de la Fed este jueves, considerando que debería haber bajado las tasas "hace tiempo, como lo hizo el BCE".
En Fráncfort, sede del BCE, las preocupaciones por la inflación han pasado a un segundo plano: la desinflación va "por buen camino", según el comunicado del banco, con una inflación del 2,2% en marzo en los 20 países de la eurozona, acercándose a su objetivo del 2%.
En un contexto turbulento, la estabilidad financiera vuelve a ser una prioridad: el dólar cae frente al euro, los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense aumentan, y los mercados financieros mundiales siguen en tensión.
Un sistema financiero tensionado —bancos debilitados, mercados inestables— puede rápidamente frenar la inversión y el consumo, con el riesgo de llevar a la economía hacia la deflación.
Un escenario que recuerda a 2008, cuando la crisis financiera mundial provocó una caída abrupta de la inflación, seguida por la crisis de la deuda soberana, lo que obligó al BCE a desplegar su arsenal de medidas extraordinarias. (ANSA).
Leggi l’articolo completo su ANSA.it