Fascinante muestra sobre ser mujer en la antigua Pompeya

(ANSA) – POMPEYA 17 ABR – Más de 600 nombres de mujeres surgidos durante las excavaciones arqueológicas de la Antigua Pompeya inauguran, en un panel luminoso, la exposición que se abrió en la Palestra Grande de la ciudad antigua, sepultada por la erupción del Vesubio en el año 79 d.C.
La muestra se titula "Ser Mujer en la Antigua Pompeya" y permanecerá abierta hasta el 31 de diciembre de 2026.
Se trata de un recorrido entre herramientas de trabajo y de cosmética, joyas y objetos de uso cotidiano: ollas, una cuna, un espéculo ginecológico, copas de vidrio y ajuares funerarios. Es un mundo de "cosas" que estaban en manos de las protagonistas de la exposición cuando explotó el volcán más peligroso del mundo, cristalizando las actividades cotidianas de pobres y ricos, jóvenes y ancianos, esclavos y dueños. Ocho mujeres de aquella época "acompañarán" a los visitantes en sus espacios: Flavia Agatea y Eumachia en las tumbas de Porta Nocera; Eumachia, nuevamente, en el edificio homónimo del Foro; Mamia y Nevoleia Tyche en las tumbas de Porta Herculano; Asellina en el Termopolio de Asellina; Giulia Felice en los Predios de Giulia Felice; Eutychis, quien vendía su cuerpo en el barrio servil de la Casa de los Vetti; y Amaryllis en la Casa de Marco de la Venus en Concha. Pero antes de seguir sus huellas en la muestra que entra en los espacios de vida y muerte de la Antigua Pompeya, estas mujeres se presentan en el recorrido expositivo que da continuidad a la exposición anterior, "La Otra Pompeya", dedicada a quienes en aquella época "no tenían voz", los últimos de la escala social. "Las mujeres romanas, en cambio, sí tenían voz", explica Daniela Mapelli, rectora de la Universidad de Padua, "pero una voz tenue que quisimos hacer emerger. No como personas individuales, sino como un cuerpo social que nos cuenta cómo vivían: como esclavas, pero también como empresarias, sacerdotisas, farmacéuticas, hechiceras o incluso prostitutas". También se habla de las niñas, a quienes no se les permitía vivir si no eran primogénitas. Eran las reglas romanas, que otorgaban a los varones el derecho a ser alimentados, pero solo a la primera hija mujer se le permitía sobrevivir. De lo contrario, era asesinada o abandonada. Y, sin embargo, en el mundo femenino había quienes estudiaban, practicaban las artes o gestionaban empresas. La muestra es una parte fascinante e innovadora —documentada en el catálogo editado por Artem, bajo la curaduría de Francesca Ghedini y Monica Salvadori— dentro de la amplia oferta del Parque Arqueológico de Pompeya. El director, Gabriel Zuchtriegel, considera que el auge turístico de este año debe ser controlado y monitoreado para proteger el patrimonio de la UNESCO; por ello decidió ampliar los espacios de visita, "acompañando a los visitantes" con lanzaderas especiales que conducen a los llamados sitios menores.
El límite de ingresos permitido (no más de 20 mil por día) impone estas decisiones. (ANSA).
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Fascinante muestra sobre ser mujer en la antigua Pompeya

(ANSA) – POMPEYA 17 ABR – Más de 600 nombres de mujeres surgidos durante las excavaciones arqueológicas de la Antigua Pompeya inauguran, en un panel luminoso, la exposición que se abrió en la Palestra Grande de la ciudad antigua, sepultada por la erupción del Vesubio en el año 79 d.C.
La muestra se titula "Ser Mujer en la Antigua Pompeya" y permanecerá abierta hasta el 31 de diciembre de 2026.
Se trata de un recorrido entre herramientas de trabajo y de cosmética, joyas y objetos de uso cotidiano: ollas, una cuna, un espéculo ginecológico, copas de vidrio y ajuares funerarios. Es un mundo de "cosas" que estaban en manos de las protagonistas de la exposición cuando explotó el volcán más peligroso del mundo, cristalizando las actividades cotidianas de pobres y ricos, jóvenes y ancianos, esclavos y dueños. Ocho mujeres de aquella época "acompañarán" a los visitantes en sus espacios: Flavia Agatea y Eumachia en las tumbas de Porta Nocera; Eumachia, nuevamente, en el edificio homónimo del Foro; Mamia y Nevoleia Tyche en las tumbas de Porta Herculano; Asellina en el Termopolio de Asellina; Giulia Felice en los Predios de Giulia Felice; Eutychis, quien vendía su cuerpo en el barrio servil de la Casa de los Vetti; y Amaryllis en la Casa de Marco de la Venus en Concha. Pero antes de seguir sus huellas en la muestra que entra en los espacios de vida y muerte de la Antigua Pompeya, estas mujeres se presentan en el recorrido expositivo que da continuidad a la exposición anterior, "La Otra Pompeya", dedicada a quienes en aquella época "no tenían voz", los últimos de la escala social. "Las mujeres romanas, en cambio, sí tenían voz", explica Daniela Mapelli, rectora de la Universidad de Padua, "pero una voz tenue que quisimos hacer emerger. No como personas individuales, sino como un cuerpo social que nos cuenta cómo vivían: como esclavas, pero también como empresarias, sacerdotisas, farmacéuticas, hechiceras o incluso prostitutas". También se habla de las niñas, a quienes no se les permitía vivir si no eran primogénitas. Eran las reglas romanas, que otorgaban a los varones el derecho a ser alimentados, pero solo a la primera hija mujer se le permitía sobrevivir. De lo contrario, era asesinada o abandonada. Y, sin embargo, en el mundo femenino había quienes estudiaban, practicaban las artes o gestionaban empresas. La muestra es una parte fascinante e innovadora —documentada en el catálogo editado por Artem, bajo la curaduría de Francesca Ghedini y Monica Salvadori— dentro de la amplia oferta del Parque Arqueológico de Pompeya. El director, Gabriel Zuchtriegel, considera que el auge turístico de este año debe ser controlado y monitoreado para proteger el patrimonio de la UNESCO; por ello decidió ampliar los espacios de visita, "acompañando a los visitantes" con lanzaderas especiales que conducen a los llamados sitios menores.
El límite de ingresos permitido (no más de 20 mil por día) impone estas decisiones. (ANSA).
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